La portavoz de Mujeres por la Justicia, Mamen Álvarez, se pregunta en un artículo que reproducimos a continuación, de qué se reían los asesinos de Silvia, la niña de 6 años que murió en el atentado contra la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Santa Pola, y si los gobernantes seguirían concediendo privilegios a la banda terrorista ETA si tuvieran que besar la lápida de sus hijos.

El pasado 11 de marzo, mientras se conmemoraba el noveno aniversario de la mayor masacre terrorista de la Historia de España, se enjuiciaba nuevamente a  los terroristas Andoni Otegi y Oscar Celarain, asesinos de  la niña Silvia Martínez Santiago, de seis años, que perdió la vida en el atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Santa Pola el 4 de agosto de 2002 . En esta ocasión,  la Sección Segunda de la Audiencia Nacional los juzgaba  por la colocación de bombas en un restaurante de Torrevieja y en la playa de Santa Pola durante la campaña de atentados que ETA llevó a cabo en la costa levantina durante el verano de 2002.

Pasados más de diez años de esa ignominia, y  tras haber compartido con los padres de Silvia, Toñi y Bauti, en estos diez años trances tan duros como asistir a la vista oral en la que se enjuiciaba a estos criminales,  teniendo que rememorar lo que ocurrió aquél maldito cuatro de agosto. Visitar con ellos el cementerio donde descansan los restos mortales de Silvia, ver a estos padres besar la lápida de su pequeña y contemplar cómo conservan, como si de una joya se tratase, las pocas cosas que quedaron de ella tras el atentado, son algunos de los momentos que jamás olvidaré. Y tras todo este sufrimiento de unos padres ejemplares que mantienen la memoria de su hija Silvia permanentemente, ver las risas de sus asesinos en la Audiencia Nacional al saludar a sus compañeros de filas me produce, cuantos menos, repugnancia.

He de reconocer, con impotencia , que de esas risas no sólo son responsables estos terroristas.  Es responsable de estas risas el Gobierno de Zapatero que inició una negociación política con la banda asesina ETA, la cual dio esperanzas  a ETA haciendo que crímenes tan deleznables como el de Silvia tengan rentabilidad política. Son responsables los magistrados del TC que consintieron que las marcas blancas de ETA hoy puedan estar en las instituciones. Es responsable el Gobierno de Mariano Rajoy que traicionando a los que le votamos, no mueve un dedo para ilegalizar estos comandos parlamentarios de ETA. Es responsable el Ministro Fernández Díaz por crear planes a la carta para los presos de ETA con el fin de  que asesinos como Bolinaga salgan de prisión. Es responsable todo aquel que antepone un color político a la demanda de justicia que merecen los asesinados por ETA.

No nos equivoquemos. Las risas de estos asesinos no van dirigidas a sus amigos presentes en el juicio, esas malditas risas van dirigidas a los españoles que hemos plantado cara a ETA y a sus victimas.  Son la mejor manera que tienen de decirnos que han ganado, que nuestros gobernantes no sólo se han rendido, si no que además, nos  han hecho creer a muchas personas que ETA ha desaparecido, cuando están más fuertes que nunca.

Dicen que el arte de la política es hacer todo lo contrario a lo que se dice sin se advierta a la población. Esto es lo que está ocurriendo en España en materia antiterrorista desde hace unos años.

Hay una pregunta que siempre me he hecho: ¿Actuarían igual nuestros gobernantes si tuvieran que besar la lápida de sus hijos?

Mamen Álvarez
Portavoz de Mujeres por la Justicia