SANTIAGO GONZÁLEZ DE PAZ asesinado el 17 de octubre de 1981 en Santurce.

VICENTE GAJATE MARTÍN asesinado el 17 de octubre de 1984 en Rentería.

MARÍA CRUZ YOLDI ORRADRE. Asesinada el 17 de octubre de 1987 en Pamplona.

FRANCISCO CARBALLAR MUÑOZ asesinado el 17 de octubre de 1991 en Madrid.

A las 8:15 horas del 17 de octubre de 1981 la banda terrorista ETA asesinaba en Santurce (Vizcaya) al cabo primero de la Guardia Civil SANTIAGO GONZÁLEZ DE PAZ. El agente había salido de su domicilio, situado en la calle Pedro Icaza, y se disponía a subir a su vehículo, estacionado a pocos metros del portal, con la intención de dirigirse a su trabajo en el puerto, ya que pertenecía al cuerpo de especialistas fiscales de la Guardia Civil. Cuando acababa de entrar en el automóvil, tres terroristas se situaron en un lateral del mismo y tirotearon a Santiago.

El cabo pudo salir del coche y caminar algunos pasos dando tumbos antes de caer muerto en el suelo de la acera de enfrente. Había recibido tres impactos de bala, uno en la cabeza y dos en el pecho.

Santiago González de Paz tenía 30 años, estaba casado y era padre de dos niños de 5 años y once meses. Había nacido en Santa Cruz de La Palma (Santa Cruz de Tenerife), donde una calle lleva su nombre, e ingresó en el Instituto Armado en 1973. Llevaba casi dos años destinado en Santurce como cabo especialista de la Guardia Civil. Anteriormente estuvo destinado en la localidad guipuzcoana de Motrico.

En torno a las 22:00 horas del jueves 17 de octubre de 1984 la banda terrorista ETA asesinaba a tiros en la localidad guipuzcoana de Rentería al policía municipal VICENTE GAJATE MARTÍN, militante del partido socialista y afiliado al sindicato UGT. La víctima había aparcado su vehículo en la calle San Marcos, una vez que terminó su jornada laboral, y se apeó para ir a su domicilio, cuando dos terroristas que le estaban esperando le dispararon varias veces, dándose a la fuga a continuación. Vicente cayó al suelo, entre dos vehículos, muriendo en el acto. Había recibido dos impactos de bala en la cabeza y la garganta.

Vicente Gajate Martín, de 34 años, era natural de Salamanca. Estaba casado y tenía dos hijos. Trabajaba desde cinco años antes como policía municipal en Rentería. Afiliado al partido socialista y a la Unión General de Trabajadores, había sido concejal socialista hacía siete años en la gestora municipal creada antes de las primeras elecciones municipales democráticas.

A las siete y veinte minutos de la mañana del 17 de octubre de 1987una bomba colocada por la banda terrorista ETA en el exterior del edificio de una sucursal de la compañía de seguros La Unión y el Fénix en Pamplona acababa con la vida de la repartidora de periódicos MARÍA CRUZ YOLDI ORRADRE.

La colocación del artefacto explosivo había sido anunciada horas antes mediante confusos avisos a la asociación de ayuda en carretera Detente y Ayuda (DYA), pero la Policía no logró localizar la bomba. A las 3:24 horas se produjo la primera llamada, en la que el comunicante, que dijo pertenecer a ETA, informó de la colocación de un artefacto «en la calle Cortes de Navarra». La misma persona volvió a llamar otras dos veces interesándose por si DYA había transmitido el mensaje a la Policía y advirtiendo que el artefacto había sido colocado por ETA «enfrente del cine Carlos III». Sin embargo este cine, ubicado en la misma calle, se encontraba a más de cien metros de distancia del lugar de la explosión, aunque enfrente de las oficinas siniestradas existía un salón de juegos recreativos con el mismo nombre, extremo que pudo provocar el equívoco. Sea como fuere, los datos imprecisos e insuficientes del comunicante impidieron que las dotaciones policiales localizasen la bomba.

La explosión se registró a las siete y veinte minutos justo cuando María Cruz Yoldi depositaba ejemplares de la prensa del día junto a la entrada de la sucursal. La bomba desplazó el cuerpo de la víctima a más de doce metros de distancia empotrándolo debajo de un vehículo marca Citroën y provocándole múltiples fracturas en todos los huesos del cráneo, amputación de un brazo y graves heridas en tórax y abdomen que, como rezaba el parte médico, resultaban «incompatibles con la vida».

María Cruz Yoldi Orradre, de 63 años, estaba casada -su marido era portero de finca urbana- y tenía seis hijos. Natural de la localidad de Najurrieta (Navarra) desde hacía catorce años repartía ejemplares del Diario de Navarra a suscriptores particulares y a empresas.

El jueves 17 de octubre de 1991 la banda terrorista intentó sembrar de cadáveres el distrito de La Latina en Madrid mediante la colocación de bombas-lapa adosadas a los bajos de los vehículos de sus propietarios con el resultado de tres heridos graves, uno de ellos una niña de 13 años, Irene Villa, y un muerto, el teniente de Artillería del Ejército FRANCISCO CARBALLAR MUÑOZ.

La primera de esas bombas-lapa estalló en la calle Duquesa de Parcent minutos antes de las 8:00 horas. Ese día en el vehículo viajaba sólo el teniente Carballar Muñoz, pero no era lo habitual. Normalmente lo acompañaban dos de sus hijos: Alicia, de 16 años, y Juanchi, de 17, a los que solía llevar al colegio antes de dirigirse a la Academia de Artillería en el barrio de Fuencarral, donde se encargaba de examinar a soldados conductores. La explosión de la bomba, que se produjo cuando el militar arrancó el vehículo, le causó la muerte en el acto. La rotura de cristales en los edificios colindantes provocó heridas leves a una niña de ocho años, Cristina Hoyos, que se encontraba en su domicilio.

Una hora después del asesinato de Francisco Carballar, y a apenas doscientos metros de distancia, una segunda bomba-lapa estallaba en el vehículo de María Jesús González Gutiérrez, auxiliar administrativa del Estado destinada en la sección de expedición del DNI de la comisaría de los Cármenes de Madrid, que circulaba junto a su hija de 13 años, Irene Villa González, por la calle Camarena de la capital. Irene sufrió la mutilación de las dos piernas y de tres dedos de la mano izquierda, mientras que María Jesús, de 40 años, sufrió la amputación de una pierna y de un antebrazo. La historia de superación de ambas, y su compromiso en combatir el terrorismo han hecho que tanto María Jesús como Irene se conviertan en referente para muchas víctimas del terrorismo y en que su caso sea un símbolo de la brutalidad de una banda asesina que, una vez más, dio muestras de que no importaba qué medios se utilizasen para conseguir sus objetivos.

 

Francisco Carballar Muñoz tenía 47 años, era natural de Santa Olalla del Cala (Huelva) estaba casado con María Dolores Cardoso Vargas y tenían cinco hijos. Destinado en el RACA XI de Fuencarral.