HOTEL CORONA DE ARAGÓN 12 de julio de 1989 en Zaragoza.

Carlos Teodoro Walle Joris; José Domingo Pujadas; Francisco Duifain De Alba; Joaquín
Ismael Peris Coret; Cristóbal Alvero Sánchez; Benita Molano Leno; Serafín Ares
Espiñeira; Joaquín Antolí Belenguer; Francisco Sidera Casals; Francisco Javier Puig
Villaro; José María Sanz Herranz; Fernando Noguero Gómez; Arabela Torres Bardo;
Carmen Pallaruelo Turón; José Miguel Carcamo Lastra; Rodrigo Dávila (hijo); Roberto
Dávila; Juan Ángel Castellini; Jean Arthur Furnelle; Louise Laude Augusta-Farcy; Genara
García O´Neil; Gonzalo Montes Martínez; José Molina Campayo; Blanca Iris Carllini;
Francisco Comes Quer; Ángel Fullana Llodras; Mercedes Payol; Tomás Revuelta
Catalán; Vicente Rubert Cherma; Mª Fernanda Rubert Gimeno; Wallace Kent Foster;
Basilia Torres; Jin Thaelman; José Luis Serrano Sánchez; Eugenio Díaz Iglesias; José
Jiménez Gil; Ángel Cabello Iruela, su mujer, Asunción Baeza Escolano, y su hija de 15
años, Asunción Cabello Baeza; José Andrés Bonet Bofill; Isabel Durán Milara; David
Giménez Pérez; Ángel Hernández Pérez; Patrick Du Breuil Anchagno; Ángel Martínez
Torres; Juan Ramón Albanell Córdoba; Teresa Berdor Labe; José Fernández Olivé;
Alfonso Queipo De Llano Acuña; Robert Bashlow; Begoña Álvarez Velasco; Miguel
Ángel Santos Álvarez; Manuel Antonio Moro Hernández; Inmaculada Fernández
Caballero; José Luis Martínez Muñio; Joaquín Danzberber Ammermann; Juan Francisco
Juan Martínez; Emilia Guillermina Bouza Álvarez; Amparo Gimeno Pujol; Enrique
Pérez Gimeno; Manuel Moya Gimeno; Ana María Pérez Gimeno; Arnold Rivero; Rosa
María Ezquerro Escribano; Leocadio Olabarria García-Rivero; Santiago Martín Pérez;
Erosina Segarra Narváez; Feldmann Kim; Santiago González Camiruaga; Rodrigo
Peñalosa Esteban Infantes; Rodrigo Peñalosa López-Pin; José Del Amo Villar; Luis Prieto
Fernández; Marta Bamala Duch; Carlos Alberto Mauro Albrizio; Santos Ainsa Cristóbal;
María Concepción García Llorente; Joaquín Valero Pérez; Mercedes Vega Neira y
Manuel Moro Hernández.

 

MIGUEL ÁNGEL BLANCO GARRIDO asesinado el 12 de julio de 1997 en Ermua.

A las ocho de la mañana del día 12 de julio de 1979 se desató un terrible incendio en el Hotel Corona de Aragón de Zaragoza que provocó la muerte de un número indeterminado de personas (más de ochenta) y heridas de diversa consideración a un número superior al centenar de personas. Cualquier cifra que se dé a día de hoy es, necesariamente, aproximada. La ocultación de datos en el caso del Corona de Aragón ha sido tal que es imposible dar con certeza una cifra de muertos y de heridos, al igual que es imposible atribuir fehacientemente el atentado a un grupo terrorista concreto.

Al mediodía del viernes 10 de julio de 1997, la banda terrorista ETA secuestraba en la estación guipuzcoana de Éibar al concejal del Partido Popular en la localidad de Ermua MIGUEL ÁNGEL BLANCO GARRIDO, e imponía un plazo de 48 horas al Gobierno para que trasladara al País Vasco a los presos de ETA o, de lo contrario, lo ejecutarían.

El cruel secuestro, con un ultimátum materialmente imposible de cumplir en el plazo dado por los asesinos y torturadores de la banda terrorista ETA,  Lo que hizo ETA con Miguel Ángel fue matarlo despacio, y la sociedad, horrorizada, lo vivió como «un asesinato a cámara lenta».El calvario y la agonía del concejal desencadenaron impresionantes muestras de solidaridad con él y con su familia y provocaron una auténtica catarsis social.

El calvario se inició cuando el joven concejal volvía al trabajo después de comer en casa de sus padres. A las 15:20 horas tomó el tren en dirección a Éibar, donde estaba la empresa Eman Consulting en la que prestaba sus servicios como licenciado en Ciencias Empresariales. Nada más salir de la estación fue abordado por la terrorista Irantzu Gallastegi Sodupe, que le condujo hasta un vehículo de color oscuro estacionado en las proximidades, donde se encontraban otros dos terroristas: Francisco Javier García Gaztelu y José Luis Geresta Mujika. Tres horas después, la emisora Egin Irratia comunicaba que Miguel Ángel sería asesinado si el Gobierno no trasladaba a los presos de ETA a cárceles del País Vasco antes de las 16:00 horas del sábado 12 de julio. Semejante chantaje no sólo era imposible de cumplir materialmente, como hemos señalado, sino que era absolutamente inasumible por un Estado democrático.

Este ultimátum provocó la mayor reacción ciudadana que jamás se había conocido en España en contra de ETA y a favor de la libertad de una persona secuestrada. En esas cuarenta y ocho terribles horas se calcula que unos seis millones de personas en todo el país salieron a la calle para pedir la libertad de Miguel Ángel. En total se celebraron más de 1.500 convocatorias de actos públicos improvisados y en el País Vasco se llevaron a cabo 30 movilizaciones. Las contramanifestaciones convocadas por Herri Batasuna fueron ridículas: cincuenta personas en Vitoria, y poco más de un centenar en Guipúzcoa y en Bilbao.

La tensión y la rabia se desbordaron a partir del segundo día de secuestro y, por primera vez, los simpatizantes de ETA tuvieron que ser protegidos de personas que, al mismo tiempo que pedían la liberación de Miguel Ángel, se lanzaron a atacar las sedes de Herri Batasuna al grito de «¡asesinos, sin pistolas no sois nada!».. Algunos ertzainas se despojaron de los pasamontañas con los que protegían su identidad, dando a entender que estaban con aquellos que desafiaban a los terroristas y a quienes les apoyaban. La madrugada del sábado fue una plegaria continua de decenas de miles de españoles que estuvieron toda la noche implorando a la banda asesina que no asesinara a Miguel Ángel.

Pero todo fue inútil. Cincuenta minutos después de agotarse el plazo del ultimátum planteado al Gobierno por la banda de alimañas, el sábado 12 de julio a las 16:50 horas, ETA cumplía puntualmente su palabra, consumándose la tragedia. En un descampado situado entre el Hotel Chartel y el barrio de Cocheras del municipio de Lasarte (Guipúzcoa) Francisco Javier García Gaztelu efectuó dos disparos con una Beretta del calibre 22 en la cabeza del concejal del PP, forzado a ponerse de rodillas, con las manos atadas en la espalda y sujeto por José Luis Geresta Mujika, de forma que Miguel Ángel no pudiera moverse y el asesino pudiese llevar a cabo tranquilamente la hazaña de acabar con la vida de un chico normal, un joven desarmado e indefenso.

 

Miguel Ángel Blanco Garrido tenía 29 años. Licenciado en Ciencias Empresariales por la Universidad del País Vasco, había conseguido un trabajo en Eman Consulting pocos meses antes de su asesinato. Anteriormente había trabajado con su padre en la construcción. Miguel Ángel era hijo de inmigrantes gallegos, Miguel Blanco (albañil) y Consuelo Garrido (ama de casa), ambos nacidos en Junquera de Espadañedo (Orense) y tenía una hermana, María del Mar.