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Cojan una cucharada de sal, llenen un vaso de agua del grifo y procedan a depositar la cucharada de sal en el vaso. Agiten el agua con la cuchara durante un buen rato, ¿ven la sal? No, se ha disuelto. ¿Se ha destruido la sal? No, está disuelta y presente en el agua. Beban y comprobarán que la disolución no es la destrucción de la cucharada de sal.

Sirva esta metáfora para ilustrar lo que ha supuesto el proceso de ETA y su supuesta disolución. ETA no ha sido derrotada. En vez de destruida, ha sido disuelta en todos los ámbitos sociales y políticos de la sociedad española, sobre todo en el País Vasco y en Navarra.

Los proetarras y el proyecto de ETA se ha disuelto en ayuntamientos, diputaciones, el Congreso, el Senado, empresas públicas, asociaciones, etc.

Medios de comunicación, políticos y tertulianos que aplauden y celebran esta mimetización de ETA, ¿tendrían la misma reacción si los de La Manada, los de los ERE, los de la Gürtel, etc. anunciasen su disolución y el cese de sus actividades delictivas? No, no lo harían, pero sí lo hacen con quienes han asesinado y mutilado a hombres, mujeres y niños por toda España. Es evidente que a ETA no le falta quien la blanquee, y como víctima del terrorismo me produce repugnancia las diferencias en estas reacciones.

Algunos empiezan ahora a pedir que a ETA no se le conceda nada y que se resuelvan los centenares de asesinatos sin juzgar. A buenas horas… El proceso de ETA está culminando la primera fase de esta carrera de relevos, una carrera que se pactó para que se desarrollara durante el periodo 2000-2012.

Han sido 6 años de retraso, y no gracias a que de forma puntual se suplique al Gobierno que no ceda o se presenten miles de firmas, ha sido gracias al periodo de la resistencia con la Rebelión Cívica. Manifestaciones y concentraciones constantes que evidenciaban el clamor mayoritario de las víctimas y el apoyo social.

¿Acaso Rajoy hubiese subido las pagas a los pensionistas con 50.000 firmas o con críticas medidas a Montoro? No, lo ha hecho por la insistencia en las reivindicaciones de la calle. Es triste, pero se ha comprobado que ningún Gobierno teme a un artículo, a un medio crítico o a unas firmas; temen a lo que genera alarma social y empieza a gozar de la empatía de muchos ciudadanos. Y esa vía ha sido abandonada, esencialmente por colectivos de víctimas, como primeros interesados. El apoyo mediático, por otro lado, ahora es muy escaso, antes teníamos más.

Hemos llegado tarde, el de Rajoy ha excarcelado y acercado a más terroristas que ningún Gobierno anterior. Rajoy ha permitido la presencia de ETA en las instituciones al no aplicar la Ley de Partidos, pese a las múltiples pruebas aportadas por la Guardia Civil. Con Rajoy en el Gobierno es cuando más homenajes a terroristas se están realizando con total impunidad. Ahora muchos le dicen: «Esperamos que ETA no obtenga nada por su disolución y no queden impunes los asesinatos sin juzgar»; escuchar o leer esta frase es un insulto a la inteligencia y una ofensa a las víctimas del terrorismo. Y lo digo porque muchos de los terroristas que han sido excarcelados o acercados sin cumplir con la ley, que les exige colaboración, pueden haber sido los autores de los crímenes que ahora exigimos que esclarezcan sin concesiones. Esas concesiones ya la disfrutan muchos desde hace años.

ETA ha conseguido sus objetivos, porque ha culminado la fase que le han brindado en esta carrera de relevos. Con un número de casi 900 presos y la presión que suponían sus familiares para la banda, con una estructura de jefes envejecida, con su aparato política y social ilegalizado, sin poder cometer asesinatos debido a la eficacia policial en los últimos años de Aznar, sólo le quedaba este proceso como salida. Un proceso similar al que realizaría el que participa en una carrera de relevos y que tiene que pasar el testigo por estar agotado.

Con el nuevo pistoletazo de salida conseguirían recuperar el poder político, acercar a los presos, excarcelar a la mayoría, y también gozarían de impunidad jefes como Josu Ternera.

Mejor no les podría salir, porque además no implicaría la renuncia a su proyecto político, por el que asesinaron a tantos españoles. Para ello, como he comentado, en la carrera de relevos, ETA deja el testigo a ETA. Es la misma, aunque cambie el nombre de marca.

Ahora nos vendrán con que hay una ETA buena y una ETA mala, como si los 856 asesinatos, los miles de heridos y los centenares de miles de desplazados pudieran hacer más buena a la ETA que descansa que a la ETA del relevo. La ETA del relevo tutelará los compromisos de las actas de negociación para que se cumpla lo pactado, seguiremos viviendo en una libertad vigilada por el terror.

Mientras, Rajoy, que asumió los compromisos de ETA y Zapatero, saldrá intacto de esta traición. Ya se han encargado la mayoría de medios de comunicación e incluso víctimas y asociaciones de desviar la atención sobre su responsabilidad en este proceso.

Si realmente ETA dice que se ha disuelto, si realmente el Gobierno dice que la ha derrotado, si realmente ninguno de los dos mienten, ¿qué miedo tienen a hacer públicas las actas de negociación que Rajoy se comprometió a hacer públicas y tanto exigía a Zapatero?

No hemos vencido a ETA, ahora convivimos, subvencionamos y pagamos a ETA y a su proyecto, que sigue más vivo que nunca y por el que mi familia fue asesinada.

Ni una sola gota de sangre derramada de mi hermano Ángel y mis sobrinas Miriam y Esther, ni un solo segundo de las horas que mi hermana Rosi y mi cuñado Juan estuvieron bajo los escombros del cuartel junto a los cuerpos de sus hijas y mi hermano, ni un solo segundo que he dedicado junto a mi familia en los años de Rebelión Cívica, y el sacrificio y las consecuencias que han tenido que afrontar en la lucha por la memoria, la dignidad y la justicia, han merecido la pena para llegar a este supuesto final.

Han traicionado a vivos y muertos, y mientras este país en su conjunto llamado España lo asuma con normalidad, muchos serán los responsables por acción u omisión de esta traición. Mal precedente dejan a generaciones venideras.

España rendida, España vencida, en mi nombre NO.