En estos días hemos vivido con conmoción el desenlace de los asesinatos en Cuenca de Laura y Marina. Desde aquí mi solidaridad con la familia. Las reacciones de los familiares de las chicas asesinadas, de la familia del presunto asesino y de la sociedad en general, reflejan la distancia que hay entre la clase política y la ciudadanía.

Quiero empezar por destacar las reacciones del trato de los familiares del presunto asesino. Han repudiado su acto y lo han repudiado de él, algo de sentido común y decencia moral cuando se empatiza con las víctimas y sus familias.
En el caso de los etarras, los familiares lejos de repudiar a los asesinos, lo apoyan defienden y justifican. Luego llega la clase política defendiendo el sufrimiento de los familiares de ETA, los mismos que llevan medio siglo humillando o ignorando a las víctimas.

Las reacciones de los españoles a estos asesinatos también deja en evidencia a los políticos que dicen representarnos. Escuché en un bar mientras desayunaba todo tipo de comentarios de cómo la justicia debería de actuar contra el asesino. Es curioso que muchos de los que realizaban el comentario son personas que votan a la izquierda. Luego llegan las propuestas de cadena perpetua y la izquierda se subleva contra esta medida porque la propone el oponente político y dicen que eso es venganza.

De nuevo las penas impuestas a los criminales están condicionada por intereses políticos, muy lejos de los que las víctimas, familiares y mayoría de españoles solicitarían. Para ello el argumento que se utiliza es “las víctimas no pueden opinar ni condicionar las penas porque no son imparciales”. NO, no lo somos, y no tenemos que ser imparciales contra el crimen, ni siquiera equidistantes, porque si lo hiciéramos, estaríamos renunciando a la justicia.

Es como decir que las mujeres maltratadas no pueden opinar de las políticas de violencia contra ellas, que un invidente no puede opinar ni interferir en las actuaciones políticas que puedan afectar el desarrollo de su vida, o que un minusválido no puede opinar sobre las medidas urbanas para facilitar sus movimientos por la ciudad.

He escuchado a periodistas de izquierda decir que si mataran a su hijos ellos pedirían el mayor sufrimiento e incluso que se pudrieran en la cárcel el asesino, los mismos que arremetieron y arremeten contra las víctimas del terrorismo que pedimos JUSTICIA.

La clase política está alejada del pueblo, pero no le culpen sólo a ellos, porque cuando ellos utilizan contra el adversario los argumentos que no nos representan, la mayoría no dudan en anteponer los intereses partidistas en su afán de hacer daño al contrario sin pensar en que algún día ellos pueden ser víctimas del terrorismo y también de las políticas que defendieron.

Francisco José Alcaraz Martos
Presidente VCT