Este domingo, el suplemento Crónica del diario El Mundo publicó un reportaje de la «busca y captura» de Josu Tenera llevada a cabo por Francisco José Alcaraz en la localidad francesa de Grenoble, donde según sus fuentes procedentes «de lo más profundo de los aparatos del Estado», se encuentra el terrorista, asesino de once personas, entre ellas cinco niñas. El presidente de Voces Contra el Terrorismo se ha visto obligado a buscar, personalmente, a Josu Tenera, dada la inacción del Gobierno y de los servicios secretos del Estado que, según han reconocido en reiteradas ocasiones, tienen localizado al terrorista fugado de la justicia.

Reproducimos a continuación el amplio reportaje de Crónica:

Mediodía del miércoles 27 de noviembre. El frío de los Alpes inunda la ciudad y el termómetro marca un grado bajo cero. Un repentino sol permite a grupos de estudiantes apurar sus cigarrillos y degustar tazas de chocolate en las terrazas que aún siguen instaladas en las aceras. De repente, un hombre de pequeña estatura se abre paso entre los jóvenes. Viste un abrigo negro y lleva unos cárteles en la mano. Muestra a los universitarios el anuncio impreso y todos le contestan de la misma manera: «Non», reafirmando la negativa con la cabeza. Lo mismo sucede con los camareros y responsables de las cafeterías de la zona. «Tampoco hemos tenido suerte aquí», dice contrariado. «¡Vámonos al barrio musulmán!».

La cordillera nevada de los Alpes no tiene nada que ver con el lejano oeste americano. Tampoco la escena anterior corresponde a una película policiaca. Pero la ciudad francesa de Grenoble (famosa por sus pistas de esquí y por ser uno de los centros europeos de innovación científica y tecnológica) se ha visto empapelada esta semana con carteles solicitando la búsqueda de un asesino. «A la recherche de terroriste dangereux a assassiné 11 personnes d’entre eux 5 enfants» (En busca de terrorista peligroso, asesinó a 11 personas entre ellas cinco niños).

La foto que acompaña al texto es igual de impactante: aparece el dirigente etarra José Antonio Urrutikoetxea, más conocido como Josu Ternera, con boina, acompañado por su hijo Egoitz. Y, debajo del cartel, el teléfono de la policía francesa junto a las fotografías de tres de las 11 personas que fueron asesinadas por orden directa de este terrorista (diciembre de 1987 en la Casa Cuartel de Zaragoza): Ángel Alcaraz (17 años) y las gemelas Miriam y Esther Barrera (3 años).

«Tengo información de que Josu Ternera se encuentra escondido en esta ciudad», dice a Crónica José Francisco Alcaraz, hermano y tío de las víctimas que aparecen en el cartel. Él es la persona que se ha dedicado a preguntar por el asesino y está dispuesto a pegar por toda la localidad francesa de Grenoble los anuncios solicitando la colaboración de la población.

«Una fuente de la lucha antiterrorista, en lo más profundo de los aparatos del Estado, me ha confirmado que es aquí, en esta ciudad francesa de Grenoble, donde viven escondidos su hijo, Egoitz Urrutikoetxea, su nuera, Ainhoa Ozaeta y el mismísimo Josu Ternera. Aquí está su guarida, la cueva de la serpiente. Cuentan también con otros dos lugares de refugio, siempre muy cerca de los Alpes y de Grenoble, en Italia y en Suiza. El CNI les tiene perfectamente controlados. Incluso hay documentos gráficos de los tres paseando por el barrio musulmán de Grenoble. He venido hasta aquí, a más de 1.300 kilómetros desde Madrid, para hacer el trabajo que otros no hacen. Intentar localizar al asesino de mi familia y denunciar ante la opinión pública la impunidad con la que se mueven estos criminales».

En la semana en que la Audiencia Nacional ha acordado liberar a otros 14 presos etarras, en aplicación de la derogación de la doctrina Parot (suman ya 55 terroristas, 50 miembros de la banda ETA más otros cinco de los GRAPO, los puestos en libertad tras la aplicación de la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo), Crónica ha acompañado a José Francisco Alcaraz en su particular viaje hasta la localidad de Grenoble, que, según él, marca un punto final en la actividad que hasta ahora venía desarrollando con las víctimas del terrorismo.

«Venir hasta aquí para denunciar la impunidad de Ternera significa para mí un punto de inflexión», confirma Alcaraz mientras camina hacia el barrio de Villeneuve. Esta área, situada al sur de la ciudad, fue un proyecto de urbanismo utópico en los años 70 del siglo XX. Con la llegada de la inmigración masiva de argelinos y marroquíes en la década de los 80 se deterioró la convivencia y hace tres años, en 2010, fue el escenario donde tuvieron lugar los incidentes más violentos de las revueltas juveniles que se desarrollaron en Francia con la quema masiva de vehículos, más de 20 detenidos y dos jóvenes musulmanes muertos. «Mezclados con la inmigración es donde se esconde la cúpula de ETA», remarca Alcaraz.

AVENIDAS SEMIVACÍAS

Al llegar a Villeneuve, sobre las 13:30 de la tarde, sus avenidas están semivacías. Varios coches de la Policía recorren las calles y el ambiente que se respira no es de tranquilidad. Es aquí donde Alcaraz realiza la pegada masiva de carteles. Alguna gente los lee pero pasa muy rápido y nadie se detiene ante ellos. Un coche de la Policía Municipal cruza delante de nosotros dos veces. Pero no se detiene. Se confirma que sus preocupaciones son distintas a las nuestras.

El jiennense José Alcaraz Martos, que hoy tiene 43 años, fue el azote del presidente Zapatero durante su etapa al frente de la AVT (Asociación de Víctimas del Terrorismo) entre los años 2004 y 2008, periodo que coincidió con la negociación entre el Gobierno de ZP y la banda terrorista ETA. Durante aquella época convocó más de 16 manifestaciones multitudinarias en contra del proceso de negociación con los etarras. Actualmente es responsable de Voces Contra el Terrorismo, uno de los colectivos de víctimas más críticos con la política antiterrorista de Mariano Rajoy.

El andaluz está convencido de que el tiempo le ha dado la razón: «Rajoy ha comprado la negociación de Zapatero y está cumpliendo los compromisos adquiridos entre el Gobierno español y la banda asesina ETA». Y añade: «Yo interpreto la aplicación tan urgente de la sentencia de Estrasburgo como un indulto masivo de etarras. Es una decisión que trasciende al mundo de las víctimas. Afecta a todos los españoles. Los acuerdos alcanzados entre ETA y el Gobierno están firmados y depositados en el Centro de Diálogo Henri Dunnat, a pocos kilómetros de aquí, en Suiza. Nosotros hemos solicitado a Rajoy que haga públicos estos compromisos porque tiene acceso a ellos. La puesta en libertad de etarras forma parte de lo acordado. Se justifican bajo la idea de que al Gobierno no le queda otra posibilidad, que tiene que cumplir lo que han decidido los tribunales, pero eso no es verdad. Las excarcelaciones seguirán adelante por distintas vías: la llamada vía Nanclares (beneficios penitenciarios) o a través de la lista de 400 presos que Iñigo Urkullu ha entregado a Rajoy».

Al terminar la pegada de carteles, abandonamos el barrio de Villeneuve nuevamente de vacío. Ternera no está y nadie nos da noticia de él. Eso sí, sobre el terreno comprobamos que Grenoble es un centro estratégico perfecto para moverse por toda Europa. Cuenta con múltiples comunicaciones y distintas salidas posibles desde la ciudad: a menos de 100 km la aduana Suiza, más cerca aún la frontera italiana, con la ciudad de Turín al otro lado de los Alpes; yendo hacia el norte, Lyon y París; al sur Perpiñán y la muga con España; por autopista y cruzando Francia de este a oeste, el País Vasco francés.

Además, Grenoble aparece como eje central en algunos de los recorridos que ha tenido que realizar Josu Ternera, teniendo en cuenta los lugares donde ha sido localizado en los últimos años. La última vez, el pasado mes de julio: en el pueblecito francés de Durban sur Arize, muy cerca de la frontera con Andorra (allí apareció con su nueva mujer, la titiritera Agnes Cerlo y con su nuevo hijo de apenas unos meses de edad). Años antes, en 2011, ya había sido detectado en el pueblecito francés de Saint Gervais, a los pies del Mont Blanc (a pocos kilómetros de Grenoble). En las dos ocasiones, alguien dio el chivatazo al jefe de la banda de que se iba a producir una operación policial, teniendo tiempo Ternera para desaparecer.

SERVICIOS SECRETOS

También el hijo del capo etarra, Egoitz (dirigente de la banda e igualmente en búsqueda y captura), fue localizado en el año 2009 por el CNI en la localidad italiana de Pordenone al norte de Venecia. Y es que, durante los últimos años, la mayoría de los pasos dados por Josu Ternera han estado controlados por los servicios secretos españoles.

Por ejemplo, el CNI tuvo conocimiento de la reunión que mantuvieron en enero de 2004 en Perpiñán, Josu Ternera y Mikel Albisu, alias Antza, con el entonces líder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Josep Lluis Carod-Rovira. Al hacerse pública aquella reunión, el Gobierno de Aznar creó un problema a los socialistas, a menos de mes y medio de las elecciones generales, lo que obligó a Zapatero a presionar a Pascual Maragall para que se deshiciera de su socio de Gobierno en Cataluña, Carod Rovira, que negociaba con los jefes de ETA sin encomendarse a nadie.

Tras la victoria de Zapatero el 14 de marzo de 2004, todo cambió. ZP autorizó los contactos con la banda terrorista ETA y el primero de ellos tuvo lugar el día 21 de enero de 2005, en el Hotel Wilson de Ginebra (Suiza) entre el presidente del Partido Socialista de Euskadi (PSE), Jesús Eguiguren, y el boss de ETA, Josu Ternera.

A partir del 21 de junio de 2005, Eguiguren y Ternera se reunieron de forma alterna (un día sí y otro no) en compañía de representantes del Centro de Diálogo Henri Dunnat en Suiza, muy cerca de Grenoble. Los encuentros se trasladaron a Oslo (Noruega), de forma alterna también entre los días 3 y 12 de noviembre de ese mismo año. Hubo una última reunión entre Eguiguren y Ternera el 31 de diciembre de 2005 en Ginebra.

Del resultado de aquellas reuniones fue el anuncio de alto el fuego permanente realizado por la nuera de Ternera, Ainoa Ozaeta, mediante vídeo comunicado el 22 de marzo de 2006. Pero el proceso descarriló. En octubre de ese año ETA robó 350 pistolas y Ternera fue retirado de la negociación y, en su lugar, apareció un agresivo Javier López Peña, Thierry. La respuesta llegaría pocos meses después: ETA voló la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas asesinando a los ciudadanos ecuatorianos: Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate.

Aunque el Gobierno de ZP declaró públicamente rota la negociación con la banda, los contactos siguieron existiendo y el objetivo fue rescatar a Ternera y sacar adelante, nuevamente, la negociación. Es en esta clave como hay que entender las detenciones posteriores de Thierry y de Txeroki. Y es en este momento cuando el hijo de Ternera se hace con el control de la banda. A partir de entonces todo ha quedado en casa de los Ternera. Según Alcaraz, en Grenoble.

«El proceso de negociación ha tenido sus frenazos y acelerones», sigue hablando Alcaraz, «pero nunca se ha detenido… Y continúa bajo la batuta de Josu Ternera. Él es la clave de todo lo que ha pasado y va a pasar»… Las palabras y el largo viaje parecen, de pronto, entristecer el rostro de Alcaraz. ¿Desilusionado? «…No es por no haber encontrado a Ternera, eso hubiera sido como encontrar una aguja en un pajar. Me entristece lo que va a pasar en España en un futuro inmediato».

Quien fuera presidente de la AVT, etapa de la que conserva algunas buenas fuentes de información, asegura disponer de información del futuro inmediato: «Ahora le toca mover ficha a ETA, pero lo hará, como siempre, a su manera. Antes de fin de año, la banda terrorista escenificará una entrega de armas. Será más teatral que real y muy propagandística. Se anunciará que la banda terrorista tiene la “disposición” de “sellar” o “entregar” sus depósitos de armas a un “Grupo de Verificación Internacional”, obligando al Gobierno a reconocer la presencia de ese “Grupo Internacional”. Si el Gobierno no accede a esta intermediación, es muy probable que ETA utilice a medios de comunicación internacional para unilateralmente “demostrar su voluntad de paz” entregando depósitos de armas y explosivos simbólicos»…

48 HORAS, 2.600 KILÓMETROS

Un día y algunas horas más después de iniciar el camino, abandonamos Grenoble y nos disponemos a regresar a España. Será finalmente un viaje relámpago, 48 horas, más de 2.600 kilómetros recorridos y muchas emociones en cada una de sus etapas.

No todo termina en la carretera. Ya de regreso en Madrid, ciudad en la que el andaluz pasa gran parte de su vida actual, José Alcaraz cumplió una última misión, su epílogo. El viernes amaneció frío en la capital y aquel mismo hombre de pequeña estatura que el miércoles se abría paso entre jóvenes de Grenoble subió los peldaños de acceso a la Audiencia Nacional. Ante el titular del Juzgado Central de Instrucción nº 2, Ismael Moreno, Alcaraz presentó un escrito-denuncia. Decía así: «Josu Ternera, sobre quien pesa una orden de búsqueda y captura internacional, reclamado en la presente causa como autor del atentado contra la Casa Cuartel de Zaragoza, se encuentra en la ciudad francesa de Grenoble, concretamente en el barrio de Villeneuve, junto con parte de la cúpula de ETA, por lo que solicitamos al Juzgado que con carácter urgente, oficie a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, para que tomen las medidas necesarias para su detención y entrega a la Audiencia Nacional».

En la actualidad Ternera es el único de los terroristas implicados en el atentado al cuartel de Zaragoza que sigue en libertad. Él fue quien dio la orden al comando formado por Henri Parot, Jean Parot, Jacques Esnal y Frederic Haramboure para que colocaran un coche bomba el 11 de diciembre de 1987 en Zaragoza.

Porque Henri Parot, el que dio nombre a una doctrina cuya derogación, seguro, también terminará recayendo sobre él, sigue preso en España. Los otros tres cumplen cadena perpetua en Francia. Sólo queda libre quien dio la orden, el jefe. El tipo por el que Alcaraz, acordándose de su hermano y sus dos sobrinas, ha hecho su último gran viaje como víctima del terrorismo. Le duele saber que anda libre en Grenoble. Y se malicia con que tampoco esta vez lo cazarán.