MOISÉS CORDERO LÓPEZ ,asesinado el 29 de Julio de 1979 en San Sebastían.

ANTONIO PASTOR MARTÍN asesinado el 29 de Julio de 1979 en San Sebastían

JOSÉ MANUEL AMAYA PÉREZ  asesinado el 29 de Julio de 1979 en Madrid.

DOROTHY FERTIG asesinada el 29 de Julio de 1979 en Madrid.

JUAN LUNA AZOL  asesinado el 29 de Julio de 1979 en Madrid.

GUADALUPE REDONDO VIAN  asesinada el 29 de Julio de 1979 en Madrid.

JESÚS EMILIO PÉREZ PALMA asesinado el 29 de Julio de 1979 en Madrid.

FLORENTINO GARCIA SILLER asesinado el 29 de Julio de 1980 en Madrid

 

FAUSTO ESCRIGAS ESTRADA asesinado el 29 de julio de 1985 en Madrid.


AGUSTÍN RUIZ FERNÁNDEZ DE RETANA asesinado el 29 de julio de 1985 en Vitoria

FRANCISCO VEGUILLAS ELICES asesinado el 29 de julio de 1994 en Madrid

FRANCISCO JOAQUÍN MARTÍN MOYA asesinado el 29 de julio de 1994 en Madrid

CÉSAR GARCÍA CONTONENTE asesinado el 29 de julio de 1994 en Madrid

JUAN MARÍA JÁUREGUI APALATEGUI asesinado el 29 de julio de 2000 en Tolosa

En torno a las once menos cuarto de la noche del 28 de julio de 1979, miembros de la banda terrorista ETA ametrallaban desde un Peugeot 404 la casa cuartel de la Guardia Civil en el barrio donostiarra de Herrera, alcanzando a tres agentes. Dos de ellos, el brigada MOISÉS CORDERO LÓPEZ y el agente ANTONIO PASTOR MARTÍN fallecieron horas después, el 29 de julio de 1979, en la residencia Nuestra Señora de Aránzazu de San Sebastián. Un tercer guardia civil, José Álvarez Hillos, resultó herido, pero logró salir adelante.

Moisés Cordero López, brigada de la Guardia Civil, recibió seis impactos de bala y falleció a las tres y media de la madrugada en la residencia sanitaria Nuestra Señora de Aránzazu. Natural de Isla Cristina (Huelva), tenía 51 años, estaba casado, y era padre de tres hijos de 21, 19 y 11 años. Fue enterrado en el pueblo onubense de Encinasola, donde pasó su infancia y juventud. Estaba destinado en el cuartel de Herrera desde el 1 de julio.

Antonio Pastor Martín, agente de la Guardia Civil de 24 años, falleció la tarde del domingo 29 de julio de 1979 tras varias intervenciones quirúrgicas y transfusiones de sangre. Había ingresado en la Guardia Civil el 15 de febrero de 1979 y llevaba sólo dos días destinado en el cuartel de Herrera. Antonio Pastor estaba casado y su cadáver fue trasladado a Palencia, de donde era natural, tras celebrarse el funeral en el Hospital Militar de San Sebastián. En enero de 2010 el delegado de la Asociación de Víctimas del Terrorismo en Palencia, León y Valladolid, Víctor Manuel Villalobos Blanco, entregó al alcalde, Heliodoro Gallego, una solicitud para que el Ayuntamiento le dedique una calle en su ciudad natal.

La ofensiva iniciada por ETA militar el día anterior en Bilbao y San Sebastián, con el asesinato de dos policías y dos guardias civiles, la continuó el 29 de julio de 1979 en Madrid la rama político-militar de la banda asesina con una cadena de atentados indiscriminados en el aeropuerto de Barajas y en las estaciones de tren de Atocha y Chamartín que dejarían siete víctimas mortales y más de cien heridos.

La primera de ellas explotaba a las 13.01 horas en la consigna de equipajes de llegadas nacionales del aeropuerto de Barajas de Madrid, causando la muerte en el acto de JOSÉ MANUEL AMAYA PÉREZ, delegado del equipo de submarinismo de Tenerife que se disponía a coger un avión de vuelta a la isla tras participar en un campeonato en Oviedo. Se trataba de una maleta-bomba, cargada con seis kilos de amonita, situada cerca de la pared interior de la consigna contigua a los servicios. Varios miembros del equipo de submarinismo resultaron alcanzados por la onda expansiva y heridos de gravedad: Francisco Rodríguez, Luis Ulé y Juan Antonio Galindo. Otras cuatro personas también resultaron gravemente heridas.

 

Pocos minutos más tarde, a las 13:11 horas de la tarde, explotaba otra bomba, esta vez colocada en las taquillas automáticas de la estación de Chamartín, causando la muerte en el acto de la estudiante danesa DOROTHY FERTIG, que fue decapitada por la onda expansiva. La maleta llena de explosivos, igual que la de Barajas con unos seis kilos de amonita, estaba en una de las taquillas automáticas del armario central de la consigna, junto a la sala de espera llena de viajeros y muy cerca de las cafeterías de la planta baja. La explosión provocó medio centenar de heridos, entre ellos una joven alemana compañera de Dorothy Fertig. Un viajero marroquí relató que oyó «un tremendo ruido» y cayó contra el suelo. «Junto a mí había una cabeza de una joven». Este marroquí estaba con su mujer y sus tres hijos esperando el tren para Algeciras y relató que fue lanzado muy lejos y que, con el brazo colgando, fue a buscar a sus hijos entre la confusión y el pánico que provocó la explosión. Casi todos los heridos fueron trasladados al Hospital de La Paz. Uno de ellos, el joven atleta José Manuel Juan Boix, falleció casi tres semanas después, el 18 de agosto de 1979. Hubo, además, cuantiosos daños materiales, y el servicio ferroviario tuvo que ser interrumpido durante horas.

Cuatro minutos después, a las 13.15 horas, una tercera bomba explotaba en la oficina de facturación de coches-cama en la estación de Atocha, detrás de la caseta de información a los viajeros y, como las otras dos, en una cabina de consigna de equipajes. La explosión provocó la muerte en el acto del guardia civil JUAN LUNA AZOL y del ama de casa GUADALUPE REDONDO VIAN, y la del joven JESÚS EMILIO PÉREZ PALMA, que falleció pocas horas después en la residencia sanitaria Primero de Octubre. El marido de Guadalupe, Dionisio Rey Amez, falleció cuatro días después, el 2 de agosto. También resultó herida grave la hija de ambos, Carmen Rey Redondo. Esta tercera explosión provocó más de cuarenta heridos, alguno en estado grave o muy grave, que fueron trasladados al Hospital Primero de Octubre.

A partir de ese momento el caos y la confusión de los instantes iniciales dieron paso a la movilización de efectivos sanitarios y de ciudadanos particulares que acudían masivamente a la llamada de las emisoras de radio pidiendo sangre. La respuesta ejemplar de los madrileños hizo que se cubriesen enseguida las necesidades y que las emisoras de radio tuviesen que pedir que no acudiese nadie más a los hospitales.

Barajas, Chamartín y Atocha temblaron con unos seis kilos de explosivos de alta velocidad que, en los tres casos, se había colocado en maletas con temporizadores. Los tres atentados dejaron un saldo de siete muertos (dos de ellos en días posteriores) y ciento trece heridos, algunos muy graves, que se repartieron entre La Paz, Primero de Octubre, el Francisco Franco y la casa de socorro de Retiro-Mediodía. Veinte heridos menos graves fueron atendidos en el botiquín de las instalaciones de Renfe.

José Manuel Amaya Pérez, nacido en Melilla, residía en Tenerife desde los 9 años, cuando su padre, comandante de Infantería, fue trasladado a la isla, donde creció y donde fue enterrado. Tenía 32 años, estaba casado y tenía dos hijos.

Dorothy Fertig era una joven estudiante danesa de 20 años. Murió en el acto en la explosión de la bomba de Chamartín. Un compañera suya, alemana, resultó herida por la explosión.

Juan Luna Azol, guardia civil retirado de 53 años, era natural de Jaén. Fue una de las cuatro víctimas mortales que provocó la bomba que estalló en la estación de Atocha.

Jesús Emilio Pérez Palma falleció en la residencia sanitaria Primero de Octubre horas después de quedar gravemente herido por la bomba que estalló en la estación de Atocha.

Guadalupe Redondo Vian, ama de casa de 59 años, falleció en el acto por la explosión de la bomba que estalló en la estación de Atocha. Su marido, Dionisio Rey Amez, falleció cuatro días después, mientras que su hija, Carmen Rey Redondo, fue ingresada en La Paz en estado grave con traumatismo craneoencefálico, aunque consiguió salvar la vida.

La mañana del 29 de julio de 1980 el general Arturo Criado Amunátegui viajaba en un coche oficial acompañado del soldado de la Policía Militar y escolta Florentino García Siller y del conductor civil, Benito Nieto Pintado. Cuando se encontraban detenidos a la altura del número 23 de la calle Juan Álvarez Mendizábal, tres individuos pertenecientes a la banda terrorista GRAPO que, según declararían varios testigos, no superaban los veinte años, dispararon con metralleta y pistolas contra el automóvil.El general logró protegerse de los disparos agachándose y resultó herido sólo en la mano y en la axila, mientras que el conductor fue herido de gravedad.

 

Florentino Garcia Siller, tenia 20 años y falleció al ser alcanzado por 6 impactos de bala.

El 29 de julio de 1985 miembros de la banda terrorista ETA ametrallaban al vicealmirante de la Armada y director general de Política de Defensa, FAUSTO ESCRIGAS ESTRADA, y a su chófer, Francisco Marañón García, que quedó gravemente herido. El atentado se produjo a unos cien metros del domicilio del vicealmirante, que se dirigía en ese momento al Ministerio de Defensa, para incorporarse a su despacho tras pasar varios días de descanso en Puentedeume (La Coruña). Iñaki de Juana Chaos, Belén González Peñalva y Juan Manuel Soares Gamboa cruzaron su vehículo en la confluencia de las calles Comandante Zorita y Dulcinea, cortando de esta forma el paso del vehículo en el que iban el militar y su chófer. En ese momento, Soares Gamboa ametralló el vehículo oficial con varias ráfagas, matando en el acto al vicealmirante Escrigas, que recibió doce impactos de bala, e hiriendo a Francisco Marañón, que fue alcanzado en la cabeza y las piernas. El terrorista efectuó, al menos, dos ráfagas de metralleta por la parte derecha del automóvil oficial, y posteriormente realizó otra por la parte izquierda. Las dos ventanillas laterales derechas y la lateral delantera izquierda quedaron destrozadas. A continuación, se montó en el vehículo donde esperaban De Juana y González Peñalva, dándose a la fuga.

 

Fausto Escrigas Estrada, de 59 años, había nacido en El Ferrol (La Coruña) y estaba casado con María Flor Rodríguez. Tenía cuatro hijos, dos de ellos marinos, como él. Desde febrero de 1984 ocupaba la Dirección General de Política de Defensa, donde estudiaba y preparaba los asuntos competencia del Ministerio en sus ámbitos interior y exterior.

Ese mismo día 29 de julio de 1985 por la noche, la banda terrorista ETA asesinaba en Vitoria, de un tiro en la nuca, al subcomisario del Cuerpo Superior de Policía AGUSTÍN RUIZ FERNÁNDEZ DE RETANA cuando se dirigía en compañía de unos amigos a un bar del centro de Vitoria. Varios individuos le abordaron por detrás y uno de ellos le disparó un único tiro en el cuello. La víctima cayó mortalmente herida, en medio de un gran charco de sangre, mientras los agresores emprendían la huida a pie.

El cuerpo de Agustín fue recogido por miembros de la propia Policía Nacional, que lo trasladaron hasta el Hospital General Santiago Apóstol, de Vitoria, donde ingresó cadáver.

 

Agustín Ruiz Fernández de Retana, de 43 años y soltero, era natural de la localidad alavesa de Mendoza. Estaba destinado en las oficinas de expedición del Documento Nacional de Identidad en la comisaría de la Policía Nacional de Vitoria. Era, además, colaborador directo de la gobernadora civil de Álava, Alicia Izaguirre. El 30 de julio se celebró en Vitoria el funeral por su alma.

El 29 de julio de 1994 la banda terrorista ETA hizo estallar un coche-bomba en Madrid al paso del vehículo en el que viajaba el teniente general del Ejército y director general de Política de Defensa, FRANCISCO VEGUILLAS ELICES, que había sucedido en el puesto al vicealmirante Fausto Escrigas Estrada, asesinado el mismo día nueve años antes. La explosión provocó la muerte casi en el acto del teniente general Veguillas y de su chófer, el conductor civil del Ministerio de Defensa, FRANCISCO JOAQUÍN MARTÍN MOYA, además de la de CÉSAR GARCÍA CONTONENTE, operario de una compañía de danza que se encontraba en esos momentos trabajando en la zona. La onda expansiva reventó a César García y parte de su cuerpo quedó colgando de uno de los balcones próximos. Los responsables del Instituto Anatómico Forense tardaron casi cuatro horas en identificar los tres cadáveres, ya que los cuerpos quedaron totalmente destrozados y carbonizados.

El atentado, perpetrado por miembros del grupo Madrid de ETA, se produjo en la madrileña plaza de Ramales, una zona histórica de la capital a escasos metros del Palacio de Oriente. En torno a las ocho y media de la mañana, el etarra Mikel Azurmendi Peñagaricano, alias Hankas, tras ser avisado por Juan Arri Pascual, alias Carlos y Munipa, de la llegada a la plaza del vehículo oficial blindado procedente de la calle Arenal, accionó el mando a distancia que activó el mecanismo del artefacto cuando el coche del objetivo de ETA pasaba a la altura del coche-bomba.

Además de los muertos y heridos, la explosión de los 49 kilos de amosal y dos de amerital, metidos en dos ollas de cocina y con dos bidones de gasolina, provocó daños en cuarenta viviendas y locales, además de en sesenta y cinco vehículos estacionados en las proximidades. Algunos trozos de los turismos fueron arrancados de cuajo y lanzados por el aire a varias decenas de metros, como el techo de un automóvil que apareció en el tejado de una casa.

El vehículo utilizado por los terroristas para cometer el atentado había sido robado días antes en Madrid. Probablemente, los etarras aparcaron el vehículo minutos antes del atentado, en la plaza de Ramales esquina con la calle Santiago, puesto que estaba mal estacionado y sobresalía un poco de la esquina.

 

 

César García Contonente, de 24 años, era tramoyista de la compañía privada de danza Los Ballets de Madrid, donde su novia Laura Jorquera era bailarina. Aquella mañana se encontraba cargando un camión con material para la compañía de ballet que actuaba esa tarde en Hoyo de Manzanares (Madrid).

Francisco Joaquín Martín Moya, estaba casado y tenía tres hijos. Era conductor civil del Parque Móvil del Estado, destinado en el Ministerio de Defensa. Fue condecorado a título póstumo en 2001 con la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil. Su funeral se celebró a la vez que el del teniente general Veguillas Elices, en el patio de armas del Cuartel General del Ejército de Tierra, con la asistencia de numerosas autoridades civiles y militares. Al término del mismo, el ministro de Defensa impuso sobre el féretro la Cruz del Mérito Militar. Los restos mortales de Francisco Joaquín Martín fueron incinerados en el cementerio de La Almudena de Madrid.

Francisco Veguillas Elices, de 69 años, ocupaba la Dirección General de Política de Defensa en el Ministerio dirigido entonces por Julián García Vargas. Además, era una persona muy próxima al vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, pues había sido jefe de su gabinete técnico. Natural de Alcalá de Henares (Madrid), estaba casado con Amalia Altenburg y no tenía hijos.

Pasadas las once y media de la mañana del miércoles 29 de julio de 2000, ETA asesinaba en Tolosa (Guipúzcoa) al directivo de Aldeasa y ex gobernador civil de Guipúzcoa JUAN MARÍA JÁUREGUI APALATEGUI. La víctima residía desde tres años antes en Chile, y pasaba unos días de vacaciones en el País Vasco.

Jáuregui recibió dos disparos en la nuca cuando se encontraba sentado en una de las mesas del Bar-restaurante Frontón, en compañía del periodista de la televisión autonómica Euskal Telebista, Jaime Otamendi, con el que mantenía una estrecha relación. El exgobernador fue trasladado en una ambulancia medicalizada, todavía con vida pero en estado crítico, a la Clínica de la Asunción de Tolosa. El informe médico indicaba que la víctima presentaba «dos orificios de bala de probable entrada a nivel parietotemporal y occipitoparietal, ambos del lado derecho, con dos orificios de probable salida a nivel poroparietal izquierdo y borde inferior del pabellón auricular del mismo lado». Además, tenía «una mínima actividad electrocardiográfica, por lo que se iniciaron maniobras de reanimación cardiorrespiratoria. Tras 55 minutos, y cesada todo tipo de actividad eléctrica electrocardiográfica, se dejaron de aplicar las medidas de reanimación certificando el fallecimiento del herido» a las 13:30 horas.

Juan María Jáuregui Apalategui, de 44 años, estaba casado con Maixabel Lasa. El matrimonio tenía una hija, María, de 19 años, que en el momento del asesinato se encontraba practicando montañismo en Leiza con unos amigos. Era euskaldún nacido en Legorreta, en la comarca guipuzcoana del Goyerri