ANTONIO PEÑA SOLÍS asesinado el 2 de mayo de 1979 en Villafranca de Ordicia.

JOSÉ MIGUEL MAESTRE RODRÍGUEZ asesinado el 2 de mayo de 1979 en Villafranca de Ordicia.

JESUS ARGUDO CANO, asesinado por el FRAVA el 2 de Mayo de 1.980 en Zaragoza

ANTONIO PABLO FERNÁNDEZ RICO asesinado el 2 de mayo de 1982 en Ondarroa.

ENRIQUE MORENO ARGUILEA asesinado el 2 de mayo de 1986 en san Sebastián

El miércoles 2 de mayo de 1979 ETA asesinaba en Villafranca de Ordicia (Guipúzcoa) a los guardias civiles ANTONIO PEÑA SOLÍS y JOSÉ MIGUEL MAESTRE RODRÍGUEZ.A las once y media de la mañana, como hacían diariamente, Antonio y José Miguel se dirigieron a la estafeta de Correos para recoger la correspondencia del cuartel. Iban vestidos de paisano en un coche particular. Era miércoles, día de mercado en la localidad, lo que obligaba a los coches a circular muy despacio. Cuando el vehículo se encontraba en la calle Mayor, dos etarras le salieron al paso. Uno de ellos, con una metralleta, se colocó delante del turismo y disparó una primera ráfaga. Después disparó una segunda ráfaga desde el costado derecho. A continuación se montaron en un vehículo donde les esperaba un tercer terrorista y huyeron del lugar.

Antonio Peña Solís era de Valor (Granada). Tenía 26 años y estaba soltero.

José Miguel Maestre Rodríguez tenía 27 años. Era de Arroche (Huelva) y estaba casado sin hijos.

La tarde del 2 de mayo de 1980, el vigilante jurado Jesús Argudo Cano se encontraba a las puertas las oficinas de la General Motors en Zaragoza prestando sus servicios. Pasadas las 19.00 horas, varios individuos entraron en el edificio y dispararon contra él. La víctima quedó tendida en la silla y murió camino del hospital. Dos grupos terroristas reivindicaron el asesinato: el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), que ya había desaparecido, y el Frente Revolucionario Antifascista Vasco Aragonés (FRAVA), hipótesis más probable.

 

Jesús Argudo Cano era un guardia civil retirado, tenía tres hijos y llevaba 15 días en su nuevo empleo. El Juzgado número 3 de Zaragoza dio carpetazo al caso un mes después sin haber hallado indicios determinantes sobre la autoría del atentado. En 2018 la Audiencia Nacional lo reabrió, aunque fue archivado un año más tarde.

A las diez menos cuarto de la mañana del domingo 2 de mayo de 1982 la banda terrorista ETA asesinaba en la localidad vizcaína de Ondárroa al guardia civil PABLO FERNÁNDEZ RICO cuando custodiaba la casa cuartel de esa localidad vizcaína. Un terrorista se aproximó caminando y, cuando estuvo suficientemente cerca del guardia civil, le disparó tres tiros que le alcanzaron en el hombro, el brazo derecho y la región abdominal.

Pablo Fernández Rico tenía 29 años y estaba casado con María Ángeles Carretero. Natural de Villar del Rey (Badajoz) tenía dos hijos, Pablo y José Ángel, de tres y un año. Su mujer estaba embarazada del tercero. Pertenecía a la 222 Comandancia de la Guardia Civil con sede en Badajoz. Era el séptimo hijo de una familia con ocho hermanos, cuyo padre también era guardia civil. Hacía ya algún tiempo había sido destinado, con carácter temporal, al cuartel de Ondárroa, perteneciente a la Comandancia de Vizcaya, para reforzar su vigilancia. Su hijo Pablo también se hizo guardia civil. Ingresó en el Instituto Armado y se casó en 2006 vistiendo el uniforme y el tricornio de gala de su padre. Tanto en Villar del Rey como en Santa Marta de los Barros hay sendas calles con el nombre del guardia civil asesinado. Su viuda tardó diecinueve años en recibir la indemnización como víctima del terrorismo.

En torno a las 16:00 horas de la tarde del 2 de mayo de 1986, dos miembros de ETA asesinaban en la calle Moraza de San Sebastián a ENRIQUE MORENO ARGUILEA. Se acababa de bajar del autobús en el barrio donostiarra de Amara y le dispararon un tiro en la nuca cuando se dirigía al Bar Esnaola a jugar una partida de cartas con varios amigos. A continuación, los terroristas huyeron a pie.

Enrique Moreno Arguilea tenía 71 años y estaba jubilado. Enrique fue condenado a muerte por Franco por haber querido pasar en dos ocasiones durante la guerra civil del bando nacional al republicano. La pena fue conmutada gracias a la intervención de las monjas de las Escuelas de San José. Estaba afiliado al Partido Comunista de los Pueblos de España y era vocal de la Asociación de Jubilados de Amara. Había trabajado como dependiente de una tienda de zapatos, de cobrador de autobuses en la Compañía del Tranvía de San Sebastián y, antes de jubilarse, había sido viajante de comercio. Era natural de Pamplona, aunque residía en el barrio de Intxaurrondo de San Sebastián. Casado con Carmen Ortúzar, tenía tres hijos.