LUIS CANDENDO PÉREZ asesinado el 9 de noviembre de 1978 en Anzuola.

ÁNGEL MARTÍNEZ TRELLES. asesinado el 9 de noviembre de 1983 en Bilbao.

En la tarde del jueves 9 de noviembre de 1978 la banda terrorista ETA asesinaba a tiros en Anzuola (Guipúzcoa) al trabajador de Altos Hornos de Vergara y militante de Unión de Centro Democrático (UCD) de Guipúzcoa, LUIS CANDENDO PÉREZ. Ocho balas, disparadas a bocajarro, acabaron con la vida de Luis en torno a las 19:30 horas.

Poco antes, hacia las siete, Luis Candendo había terminado su jornada de trabajo en Altos Hornos. Siguiendo su rutina diaria, iba a pasar el resto de la tarde con un grupo de amigos en una sociedad gastronómica, pero antes se dirigió a su domicilio para que su mujer, María Luisa Zabala, le diese un bocadillo. Cuando Luis llegó a su casa, tocó el claxon de su coche y su mujer salió para acercarle la merienda. Tras dejar el bocadillo en el asiento del copiloto, María Luisa vio que un individuo con pasamontañas se acercaba al vehículo de su marido y empezaba a disparar por la parte derecha del parabrisas, lo que provocó que saliera corriendo a esconderse en su domicilio. Inmediatamente, y mientras Luis intentaba abrir la puerta para huir, un segundo terrorista comenzó a disparar con una pistola a través de la ventanilla, vaciando el cargador de la misma. A continuación, emprendieron la huida en un vehículo. Aterrorizada, María Luisa entró gritando en la casa y les dijo a los niños «han matado a vuestro padre».

 

 

Luis Candendo Pérez de 42 años, era natural de Ribadavia (Orense) pero llevaba veinticinco años viviendo en Guipúzcoa. Estaba casado con María Luisa Zabala, natural del caserío de Iraeta, en Anzuola, y el matrimonio tenía tres hijos, de 13, 11 y 7 años.

A última hora de la tarde del 9 de noviembre de 1983 la banda terrorista ETA asesinaba en Bilbao al representante comercial ÁNGEL MARTÍNEZ TRELLES. Dos miembros de la banda entraron a cara descubierta en el bar de la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios, donde Ángel trabajaba ocasionalmente como camarero, que en esos momentos estaba abarrotado de clientes. Uno de ellos gritó «todos al suelo y con las manos levantadas» y, dirigiéndose hacia la barra, disparó contra Martínez Trelles, que en esos momentos se encontraba charlando con el encargado del local. El pistolero disparó directamente a la cabeza de Ángel, que recibió dos tiros, uno de ellos en el tórax y otro en la cabeza, y cayó de bruces detrás del mostrador, quedando tendido en el suelo en medio de un charco de sangre. Según testigos presenciales, el etarra fue directo hacia su víctima, sin vacilar en ningún momento.

 

 

 

 

Ángel Martínez Trelles, de 31 años de edad, era natural de Oviedo, pero residía en Bilbao. Estaba casado y tenía una hija de corta edad. Aunque profesionalmente Ángel era representante comercial, de forma ocasional trabajaba en el bar de la Hermandad para sacar algún dinero extra. Con veinte años había sido legionario paracaidista, por lo que le conocían con el apodo de El paraca.