JUAN MARÍA ARALUCE VILLAR asesinado el 4 de octubre de 1976 en San Sebastián.

JOSÉ MARÍA ELÍCEGUI DÍAZ asesinado el 4 de octubre de 1976 en San Sebastián.

ALFREDO GARCÍA GONZÁLEZ asesinado el 4 de octubre de 1976 en San Sebastián.

ANTONIO PALOMO PÉREZ asesinado el 4 de octubre de 1976 en San Sebastián.

LUIS FRANCISCO SANZ FLORES. asesinado el 4 de octubre de 1976 en San Sebastián.

AVELINO PALMA BRIOA asesinado el 4 de octubre de 1980 en Salvatierra.

ÁNGEL PRADO MELLA asesinado el 4 de octubre de 1980 en Salvatierra.

JOSÉ LUIS VÁZQUEZ PLATAS asesinado el 4 de octubre de 1980 en Salvatierra.

BERNARDINO OREGA RANSANZ  asesinado  el 4 de  octubre de 1.988 por el GRAPO en Madrid

A las 14:15 horas del 4 de octubre de 1976, la banda terrorista ETA asesinaba en San Sebastián al presidente de la Diputación de Guipúzcoa, JUAN MARÍA ARALUCE VILLAR, al conductor del coche oficial, JOSÉ MARÍA ELÍCEGUI DÍAZ, y a los tres policías miembros de su escolta, ALFREDO GARCÍA GONZÁLEZ,ANTONIO PALOMO PÉREZ y LUIS FRANCISCO SANZ FLORES.

La sede de la Diputación estaba a escasos metros del domicilio del presidente, y ese día Juan María Araluce se dirigía, como siempre, a almorzar con su familia tras terminar su jornada habitual de trabajo. El presidente se retrasó un poco más de lo acostumbrado en su despacho debido a que, a última hora, había concedido una entrevista al periodista de El Correo Español-El Pueblo Vasco, Fernando Pescador. Tras finalizar los ochocientos metros del trayecto, los dos vehículos se detuvieron para que Juan María Araluce se apease. En el momento en que abría la puerta del coche, tres o cuatro terroristas que se encontraban bajo la marquesina de la parada de autobús situada al lado del portal abrieron fuego con sendas metralletas contra los dos vehículos. Dispararon casi un centenar de proyectiles matando a los cinco ocupantes de los vehículos e hiriendo a diez transeúntes. A continuación, los asesinos emprendieron la huida en un coche que abandonaron posteriormente.

 

Juan María Araluce Villar, de 59 años, era presidente de la Diputación de Guipúzcoa, consejero del Reino y procurador en Cortes. Había nacido en Santurce (Vizcaya), estaba casado con María Teresa Letamendía, de 56 años, y era padre de nueve hijos. Combatió durante la Guerra Civil como teniente piloto de aviación de caza. En 1947 obtuvo por oposición la notaría de Tolosa y desde 1968 ocupaba el cargo de presidente de la Diputación giupuzcoana.

José María Elícegui Díaz, conductor del vehículo oficial del presidente de la Diputación de Guipúzcoa, tenía 25 años. El día que lo asesinaron, era su último día de trabajo como chófer, puesto en el que llevaba un año como interino sustituyendo al anterior conductor cuando éste se jubiló. Sobrevivió unas horas al atentado, falleciendo a las once y veinte de la noche del mismo 4 de octubre tras ser sometido a varias transfusiones de sangre. Tenía pensado casarse en los próximos meses.

Alfredo García González, policía nacional, era el conductor del coche de escolta de Juan María Araluce. Natural de Lago de Babia (León), tenía 29 años y estaba soltero.

Antonio Palomo Pérez, subinspector de Policía, era miembro de la escolta de Juan María Araluce. Natural de Osuna (Sevilla), tenía 24 años y estaba soltero. Fue enterrado en Madrid junto a su compañero, Luis Francisco Sanz Flores.

Luis Francisco Sanz Flores, policía nacional y escolta del presidente de la Diputación de Guipúzcoa, cumplía 25 años al día siguiente de ser asesinado. Natural de Madrid, se había casado con una donostiarra quince días antes del atentado que le costó la vida.

Poco después de las cuatro de la tarde del sábado 4 de octubre de 1980 la banda terrorista ETA asesinaba en el centro de Salvatierra (Álava) al cabo AVELINO PALMA BRIOA, al agente ÁNGEL PRADO MELLA, y al cabo primero JOSÉ LUIS VÁZQUEZ PLATAS, minutos antes de que se iniciase la prueba ciclista que daba inicio a las fiestas patronales.

Para cometer este execrable crimen contaron con la inestimable ayuda de Ismael Arrieta Pérez de Mendiola, cura proetarra de Salvatierra que facilitó a la banda todos los datos sobre la participación de los tres motoristas de la Guardia Civil de Tráfico en la tradicional edición de la carrera ciclista que se celebraba en la localidad de Salvatierra. El cura de Salvatierra facilitó días antes del 4 de octubre a miembros de la banda los datos de la carrera –ubicación de los guardias civiles, horarios y recorrido- y el mismo día, minutos antes de que empezase la prueba, les indicó con la mano el lugar exacto en el que iban a estar los agentes.

La prueba ciclista, conocida como la carrera del Rosario, era el primer acto organizado de las fiestas, antes del lanzamiento del chupinazo, y tenía una gran tradición en la localidad alavesa de Salvatierra, población de unos 2.000 habitantes. Ese año se celebraba la XXVIII edición de la misma, en la que participaban medio centenar de corredores entre aficionados, cadetes e infantiles.

Hacia las 16:00 horas los participantes esperaban en la línea de salida a que diese comienzo la carrera. También estaban listos los tres guardias civiles de Tráfico que debían preceder a los ciclistas para abrirles paso y organizar el tráfico durante la celebración de la prueba. Dos de ellos estaban montados en las motos, mientras el cabo primero José Luis Vázquez Platas conversaba con el director de la carrera para ultimar los detalles de la misma. A las 16:06 horas miembros del grupo Araba de ETA, tras recibir las indicaciones del cura, se acercaron a Avelino Palma y Ángel Prado y los tirotearon hasta la muerte, mientras José Luis Vázquez intentó ocultarse bajo un vehículo, aunque fue inútil: los etarras fueron hacia él y lo tirotearon en el suelo. Avelino y Ángel también fueron rematados en el suelo.

 

Avelino Palma Brioa cabo de la Guardia Civil, era natural de Olivenza (Badajoz) y tenía 31 años. Estaba casado con Manuela Orantos y tenía dos hijos de 2 y 3 años. Cuando estuvo destinado en San Sebastián se vio involucrado en un tiroteo con miembros de ETA que habían atacado una antena de comunicaciones en el monte Igueldo. Avelino, que se encargaba de la protección de la misma, resultó ileso, aunque dos compañeros resultaron heridos. La reacción de Avelino fue lo que provocó la huida de los terroristas, y esta actuación le valió su ascenso a cabo. Posteriormente fue destinado a Burgos, pero pidió el traslado voluntario a Álava para poder cobrar el plus de dieciséis mil pesetas que recibían los guardias civiles destinados en el País Vasco. Manuela Orantos y sus dos hijos seguían viviendo en Badajoz, aunque Avelino ya había alquilado un piso en Vitoria para que la familia se mudase con él.

Ángel Prado Mella, guardia civil de 26 años y soltero, era natural de Sobrado de los Monjes (La Coruña). Se había incorporado a la comandancia de Álava en septiembre de 1980, un mes antes de ser asesinado.

José Luis Vázquez Platas, cabo primero de la Guardia Civil de 31 años, era natural de Coiro (La Coruña) y llevaba dos años destinado en Álava. Estaba casado con Gema López Quintanal desde el 10 de mayo de 1980, cinco meses antes de ser asesinado, tras cinco años de noviazgo. Gema, natural de Mieres (Asturias) se encontraba embarazada de su primer hijo, una niña, cuando asesinaron a José Luis.

 

Hacia las 9.30 del 4 de octubre de 1988, el policía nacional Bernardino Ortega Ransanz se encontraba a la puerta de las oficinas centrales del DNI, en el número 18 de la calle Santa Engracia, prestando servicio de seguridad, cuando un vehículo se detuvo frente al edificio. Del coche descendieron tres miembros de los GRAPO, que se camuflaron entre el numeroso público que a esas horas se encontraba tramitando sus documentos. Uno de los terroristas se acercó a Bernardino Ortega, le disparó a la altura del pómulo y, cuando el policía cayó al suelo, intentó rematarle, pero el disparo no llegó a alcanzarle. Acto seguido, el terrorista le quitó el arma reglamentaria al agente asesinado, mientras los otros dos miembros de los GRAPO amenazaban a los presentes y aprovechaban para robar numerosos carnés de identidad en blanco. José María Herrero, agente de seguridad y compañero de Bernardino Ortega, intentó detener a los terroristas, que le dispararon en la pierna.

Bernardino Ortega fue trasladado al Hospital Central de la Cruz Roja, en la avenida de la Reina Victoria, donde ingresó cadáver.

Bernardino Ortega Ransanz , era natural de Boos, un pueblo de Soria donde fue enterrado, estaba casado y tenía dos hijas de ocho y quince años.